18 de junio de 2011

Pelchuquín.

La localidad que hoy conocemos como Pelchuquín fue fundada como misión en el siglo XIX, durante la década de 1860 por la congregación de monjes capuchinos. Esta muy pronto se transformó en un eslabón más de la actividad misional que, a partir del siglo XVII se había iniciado desde la plaza de Valdivia.

El antecedente a la misión de Pelchuquín lo constituyó Guanehue (hoy Nanihue), misión ubicada a dos leguas de distancia y que permaneció hasta entrado el siglo XIX viéndose interrumpida por las guerras de Independencia en 1820.

A partir de dicho momento, comenzó a tejerse la historia de una comunidad indisolublemente vinculada con el quehacer de la misión para, más tarde, mezclarse con otros elementos como es por ejemplo, la colonización alemana.

De esta manera, se han conjugado tres elementos que han determinado las características identitarias de Pelchuquín: la cultura mapuche, española y alemana, junto al elemento unificador constituido por la labor religiosa.

En el presente Blog se pretende precisamente, dar a conocer en líneas generales, la historia de esta localidad que se ha forjado principalmente en torno a estos elementos culturales.


M.V



Iglesia de Pelchuquín fundada en la década de 1860 por el padre Gaudencio de Nirasca. (Fotografía gentileza de Loreto Cárcamo)

Pelchuquín; la localidad, su carácter y su gente.

La apacible localidad de Pelchuquín se haya enclavada en el fértil valle de San José de la Mariquina a 12 Kms al sur de esta ciudad, a un costado de la ruta T-205 en la décimo cuarta región de los ríos, y a un kilómetro del puerto aéreo de la región, Pichoy, que en mapudungun significa “que está humeando” y por último, distante a 34 kilómetros al norte de Valdivia, la capital regional.



Mapa Físico del Valle de la Mariquina.  (Fuente: Encarta, 2006)

Se trata de una localidad de base económica, fundamentalmente agrícola y de gran potencial en torno a esta actividad, el diario El Correo de Valdivia señalaba en una nota en los años ’60, que Pelchuquín  era “…una de las tierras más productivas de la zona. Hay hombres esforzados  de un espléndido espíritu de progreso tanto en la agricultura como en la ganadería, chacarería, avicultura, producción de la más afamada chicha de manzana, no tan sólo de la zona sino que del país entero.”1 Si bien, no ha perdido esta calidad de la tierra, Pelchuquín durante las últimas décadas evolucionó, para bien o para mal, dejando de lado la agricultura tradicional o perdiendo la intensidad que tuvieron durante muchos años actividades como la chichería, ganadería incluso la extracción lechera al desaparecer agentes productores, dando paso a un nuevo uso fructífero del suelo.


En la actualidad sigue siendo un área altamente productiva, no por nada en su entrada un letrero nos da la bienvenida con su frase “corazón agropecuario de la región de los ríos”, imagino que tal situación se debe traducir en un aporte no despreciable en el PIB regional, y si bien como he mencionado se ha perdido la agricultura tradicional, Pelchuquín, y la Comuna de Mariquina en sí, es una zona con una gran cantidad de suelo destinado a la plantación de Arándanos, con uno de los huertos más antiguos de Chile, a lo que se suma la presencia de la empresa SONE S.A., que trajo la plantación masiva de flores, por lo que se ha convertido en una localidad esencialmente exportadora de bulbos y arándanos, lo que deriva en que a través del tiempo continúe siendo un sector sin problemas de cesantía, generador de una gran fuente trabajo que abastece incluso a otras comunas y con la presencia de un fenómeno propio de estas últimas décadas, el cual está dado por la incorporación y participación masiva de la mujer al mundo del trabajo, con el reparo de que este aún esté constituido por labores de temporada, para la mayor parte de la población, aun así, existe, según se percibe, seguridad de la fuente laboral en la zona.

Empresa SONE S.A generadora de una gran cantidad de empleos en la zona. 


Este desarrollo que ha tenido la localidad se debe, como se menciona anteriormente, al espíritu laborioso que han poseído sus habitantes, muchos son los elementos humanos que han forjado este progreso y la identidad de este pequeño pueblo, imprimiéndole aquel sello tan propio de su historia. Cuna de familias como FILUN, LEFIHUALA, HUINCATRIPAY, LLANCAMAN, ALIANTE, FOGUEL, y del gran longko HUECHANTE, por mencionar algunas ya que hay  muchas más, que forjaron su plena identificación con el territorio, añadiendo a su desarrollo la participación activa de familias chilenas antiguas, reforzado a través del tiempo con la llegada de otro estrato humano como lo fueron los Alemanes, que incorporaron en todos los lugares donde se asentaron nuevas  tecnologías para la producción, como menciona el Correo de Valdivia en la misma nota, destacarían es este aspecto “… familias como los HOFFMANN, BILBAO, PFEIFFER, WEISS, MECKES, HORN, RADEMACHER, ADRIASOLA, BECKDORF…” y por supuesto un elemento muy importante como fueron los Padres Capuchinos “…además de otros elementos que han llegado hasta este paraíso encantador que embruja por su belleza natural, por la hospitalidad y por la cordialidad y buena recepción que recibe el viajero que se detiene a contemplar la belleza de esta región que representa toda una leyenda para la provincia de Valdivia.2  


No obstante, los años que han transcurrido desde que se escribieran estas líneas en el, ya extinto desde hace tres décadas, Correo de Valdivia, y aunque la localidad como he mencionado ha cambiado un tanto su cara, estas palabras siguen siendo un claro identificador y fiel reflejo de la zona y de su gente y del carácter de su identidad, un lugar donde aún, felizmente creo, no es invadido por las grandes estructuras urbanas y de industria, donde se combina el espacio natural con el artificial, donde aún podemos disfrutar visualmente del campo, un lugar donde, y como me comentaba un vecino, a un extranjero le basta muy poco dinero en el bolsillo para salir ebrio  del lugar, y aunque esto pudiera mal interpretarse y sonar vulgar, creo que más allá de esto, representaría las cualidades de hospitalidad y amabilidad de gran parte de su gente con el buen extranjero, y por supuesto un lugar  por descubrir que por lo mismo encierra sus misterios.


Por M.V. 

Entrada a Pelchuquín, que la separa y conecta con la ruta, rodeada  por un lado de su selva y por el otro de una barrera de álamos que invitan a la tranquilidad. 


NOTAS.
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1 Extracto del El Correo de Valdivia. La villa Pelchuquín. En Crónica Misión de Pelchuquín. Pág. 37. Párrafo 3.


2 Op. Cit. Pág. 37. Párrafo 4.

8 de junio de 2011

Pelchuquín y la Misión.

Antes de comenzar a adentrarme de un modo más profundo en lo que tiene relación con la historia de Pelchuquín, es necesario referirme de una problemática o confusión que puede suscitar su origen y/o fundación, más concretamente, su aparición en tanto que comunidad asentada en una superficie.

La localidad de Pelchuquín y la misión de Pelchuquín no son exactamente lo mismo, ni en la actualidad ni remotamente, sino que hay una línea de continuidad en la historia, pero con discontinuidades dentro de ella, que por algún momento se vuelven paralelas, de tal modo que mencionar a ambas se torna lo mismo, y digo esto porque no tomar esta consideración, significaría creer que de un momento a otro haya aparecido en el espacio y en el tiempo una comunidad identificada con un territorio, llamada Pelchuquín o Misión, lo que equivaldría igualmente a obviar y/o desdeñar que anteriormente existía un grupo humano asentado en aquel mismo territorio y que ya tenía profundos lazos de vínculo identitario con aquel espacio, obviar aquel pasado expresaría de la misma forma, reafirmar una historia de olvidos, una historia nacional/oficial, una historia que ha dejado de lado la participación del elemento indígena en la construcción de los macro y micro procesos históricos, y que más bien lo ha relegado a la posición de un ente pasivo, sin cultura, sin valores que los identifiquen con la población nacional, por ende, seres que deben ser culturizados o civilizados, educados según los esquemas de un hombre occidental, mientras tanto es considerado un ser inferior que debe ser dominado o puesto al servicio del que se considera superior.


De esa forma a lo largo de la historia se ha construido un discurso estereotipado del otro, marcado por un desequilibrio de las partes, que claramente a dejado en una posición reducida al pueblo nativo por naturaleza y que se ha visto expresada en una dominación teórica y práctica por parte de los grupos de poder para desarticular la sociedad indígena dentro de su territorio, lo que por lo demás ha suscitado una lucha eterna hasta el día de hoy, muy lejos de resolverse, debido a que se haya fundada en categorías basadas en la superioridad de un elemento sobre el otro, lo que impide el dialogo y la posterior convivencia entre ambos.


Por ello, y para no alimentar un discurso excluyente y anticuado, es preciso aclarar que cuando se habla de la fundación de la misión de Pelchuquín en 1863, se está refiriendo a la instalación de una orden religiosa en aquella zona y que es parte igualmente, de una política del estado Chileno para intervenir, dispersar y afianzar su dominio sobre el territorio mapuche durante la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX.


No debemos, por ello pensar que el establecimiento de la misión significa al mismo tiempo la aparición de una comunidad y un espacio más o menos delimitado, antes inexistente, sino que todo lo contrario su origen es tan anteriormente remoto como podamos imaginar.
 
M.V
477px-Change_of_Chile_frontier_border_in_the_Occupation_of_the_Araucanía_-_1870
Mapa de la frontera entre Arauco y Valdivia, zona que fue intervenida por el estado Chileno y donde promueve la instalación de misiones para afianzar el dominio del territorio.


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